“Certainly, information war is a normal part of
every conflict, but here what’s impressive is that it’s being done by
individuals on a large scale,”
“Ciertamente,
la guerra de la información es una parte normal de todo conflicto, pero aquí lo
que es impactante es lo que se está haciendo por personas, individuos a gran
escala’’
Jonathan Coopersmith,, professor de
Historia
La invasión
rusa en Ucrania da nuevas luces sobre el papel del internet en medio de los
conflictos armados en la era digital. En las anteriores guerras mundiales el
mundo carecía de teléfonos inteligentes o acceso a redes sociales. Saber lo que
estaba ocurriendo tomaba días y en algunos casos hasta semanas. En muchos
países la libre expresión era prohibida y la tecnología, una idea de unos pocos
soñadores. Quienes vivían alejados de las zonas de combate no sufrían con tanto
rigor los efectos del conflicto pues en gran parte eran personas del campo dedicadas
a sus parcelas.
A medida
que pasa el tiempo nos hemos convertido en una gigantesca masa que se concentra
en zonas urbanas y parte de una clase media conectada con el mundo en tiempo
real. Las cifras más pesimistas indican que el número de teléfonos inteligentes
no es inferior a 3 mil millones de aparatos, es decir, casi la mitad del
planeta. Gracias a ese avance cualquiera puede ver en vivo y a color lo que
ocurre en Ucrania.
Los satélites
de la firma norteamericana Maxar desenmascararon la mentira del Kremlin según
la cual los muertos en la localidad de Bucha habían sido fingidos. Desde el
aire se veía cómo los cadáveres yacían en las calles luego de ser asesinados
por soldados rusos. También se supo que, gracias a otra tecnología Alemania
pudo interceptar conversaciones que confirman los crímenes y cómo esto serviría
para un posible juicio ante la Corte Penal Internacional. A Putin y sus
comandantes en el campo de batalla al parecer poco les importa que sus órdenes
y acciones dejen un registro imposible de borrar y que muy seguramente se van a
convertir en evidencia de sus crímenes.
Telegram,
la aplicación de mensajes encriptados que fue idea de un par de ‘’nerds’’
informáticos rusos y que paradójicamente opera desde Dubái, es la vía para que los
refugiados ucranianos y ciudadanos rusos aislados del mundo digital puedan acceder
a lo que está ocurriendo con el conflicto. Hay que recordar cómo Rusia desde un
comienzo ha intentado no solo desconectar a Ucrania del resto del planeta, sino
que su aparato propagandístico pinta una realidad totalmente diferente a sus compatriotas.
Entretanto, el gobierno de Ucrania apeló a donantes de su causa por redes
sociales logrando recaudar más de 70 millones de dólares en criptomoneda según
relata el analista Tom Friedman en su columna del New York Times.
Asimismo, Anonymous,
el misterioso grupo que opera en la red como un ciber denunciante se ha adjudicado
la responsabilidad al deshabilitar varias dependencias del Kremlin, hackeando
agencias rusas y robando datos de Roskomnadzor la entidad encargada de censurar
a los medios de comunicación que divulgan información negativa. Un esfuerzo del
gobierno de Putin por justificar la invasión mediante la desinformación.
Elon Musk fundador
de Tesla y Space X suministró 5 mil terminales satelitales Starlink al gobierno
de Ucrania y a quienes residen en sitios remotos para tener acceso a internet. La
tecnología de Starlink no requiere de sistemas de fibra óptica para conectarse
a la red, sino que lo hace a través de satélites. Usando Twitter, TikTok y
redes sociales los ucranianos suben fotos, videos e historias que muestran a
sus soldados y población civil enfrentando a las fuerzas invasoras.
Estas
formas de comunicación digital han mutado de modo que esta guerra sea la más
accesible en la historia de los conflictos. A su vez, las tecnológicas o Big
Tech han dado pasos para restringir los embustes del Kremlin. YouTube anunció
un bloqueo global de todos los medios rusos y sacó de circulación mas de mil
canales y 15 mil videos. Facebook restringió el acceso en la Unión Europea a canales
tan populares como RT y Sputnik. Twitter hizo una pausa de la publicidad en Rusia
y Ucrania y Apple ha dejado de vender por el momento sus productos en ese país.
Tampoco es posible entrar a Netflix allí.
La era
digital nos deja muchas lecciones sobre su utilidad informativa pero también
sobre la creciente dependencia de los usuarios que hace muy complejo entender
la realidad de la guerra con sus muertos y ese desgarrador desplazamiento de
millones hacia un futuro incierto y doloroso lejos de su tierra y raíces con su
honor nacional mancillado.
Images captured by
Agence France-Presse
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