“Knowing how COVID-19 emerged is critical for informing global strategies to mitigate the risk of future outbreaks.”
‘’Saber cómo surgió el
COVID-19 es crítico para dar a conocer las estrategias globales para mitigar el
riesgo de futuros brotes.’’
La fuente
del coronavirus que nos ha dejado una estela de muertes y miseria sigue siendo un
misterio. Sin embargo, establecer cómo se originó vuelve a tomar aire. El
consenso es que el mundo merece una explicación por razones morales, legales y geopolíticas.
Lo que al comienzo sonaba a conspiración y xenofobia contra China, ahora la
comunidad científica ha reabierto la eventualidad de que lo ocurrido fue
producto de un par de contingencias. En el centro de la atención está el Instituto
de Virología de Wuhan-IVW, la ciudad de inicio de la pandemia. Las hipótesis han
venido evolucionando y la teoría de una ‘’fuga de un laboratorio’’ toma cada
vez mayor fuerza.
Otro grupo de
científicos ha sostenido que la explicación más probable es que el virus saltó
de un animal a un humano en un mercado de esa ciudad a finales de 2019. Es lo
que se llama derrame zoonótico. El Ébola y otras fiebres tuvieron origen en aves
respaldado por el hecho de que los coronavirus han cruzado la barrera de las
especies de esta manera antes. Pero para los expertos también surge otra
posibilidad: que el virus haya escapado del IVW como resultado de las
mutaciones realizadas en un laboratorio buscando entenderlos y tratarlos.
Entonces no se descarta que hubiese un accidente en el sitio de pruebas.
El
presidente Biden por recomendación de sus asesores, les ha pedido a las
agencias de inteligencia que en 90 días se examine lo que todavía se desconoce sobre
la procedencia del Covid. Aunque no hay detalles, es factible que no se hayan
agotado las comunicaciones que se tienen del gobierno chino, el movimiento de
los empleados del laboratorio y el patrón del brote en Wuhan.
Además de
reunir recursos científicos, la intención del presidente es que los aliados de
los Estados Unidos y las agencias de inteligencia extraigan información proveniente
de interceptaciones, testigos o evidencia biológica para determinar si Beijing
encubrió una fuga accidental. Hay que recordar cómo el gobierno chino buscó
silenciar a médicos y a sectores de la prensa para que no reportaran la
expansión del virus con la llegada de pacientes a varios hospitales de Wuhan.
La teoría del
laboratorio salió en medio de un entorno envenenado por la desinformación y en
cierta forma cuestionada por la constante insistencia del entonces presidente
Trump culpando y llamando a la peste ‘’virus chino’’, en una muy clara intención
de evitar responsabilidades por su errático manejo de la pandemia. Por otro
lado, la Organización Mundial de la Salud ha perdido credibilidad con sus
constantes bandazos sobre el origen y conclusiones. A comienzos de la pandemia
descartó esa teoría como algo inverosímil para ahora tener que enfrentarse a
una negativa de la dirigencia china en su propósito de ahondar en la investigación.
El origen no
afecta en este momento lo que se ha hecho para luchar contra el Covid. Las
mejores estrategias para mitigarlo han probado su efectividad: las restricciones
a los viajes, las pruebas, el distanciamiento social y el uso de tapabocas así lo
confirman. Pero como lo indica el New York Times hay al menos 3 maneras en que
importa de donde salió:
Primero, si
el virus provino de un laboratorio, su rápida transmisión muy seguramente ha
llevado al desarrollo de vacunas y a tratamientos más efectivos. Segundo, la
fuga que sigue causando millones de muertos debería servir para que se
establezcan mejores protocolos de seguridad y tercero, la confirmación de la
existencia de una fuga podría afectar la imagen del mundo sobre China y su gobierno.