‘’Ask Americans their outlook on the country —
its future, its economy, its president — and their mood has risen and fallen in
surveys this year in striking sync with the price of gas’’
‘’Pregúntele
a los norteamericanos su actitud sobre el país-su futuro, su economía, su
presidente y su ánimo ha subido y bajado en las encuestas este año en una
impactante sincronía con el precio de la gasolina’’
El poder que tienen los precios de la
gasolina y el diésel sobre el sentimiento de la economía y el ánimo de la gente
son definitivos a la hora de calificar a los gobernantes y su equipo. Si los
precios suben la confianza en la dirección de la economía cae y viceversa. Lo
que ha venido ocurriendo en aquellos países donde los subsidios a los
combustibles no existen, las alzas han golpeado los bolsillos de los
conductores y los efectos colaterales se trasladan al resto de la cadena
productiva con el resultado de una mayor inflación. ‘’ Cuando los precios de la
gasolina cambian, todo cambia’’.
La gasolina
es un bien uniforme medido en litros o galones y opciones según el octanaje:
regular o súper (también llamada extra). Contrario a otros productos no es
posible ocultar el aumento del precio, mientras que por ejemplo a una caja de
cereal se le puede disminuir su contenido sin que el comprador lo perciba. Adicionalmente,
a medida que un producto sube de precio, los consumidores optan por postergar o
recortar nuevas compras, pero lo mismo no es posible con los combustibles
fósiles.
Los Estados
Unidos son particularmente muy sensibles a los vaivenes de los precios por el
tamaño de su parque automotor y la contribución de este en la actividad
económica. Salvo aquellas ciudades donde existen sistemas de transporte masivo,
ese país se moviliza utilizando enormes volúmenes de gasolina y diésel. El 2022
ha sido un año de volatilidad en los precios como resultado del aumento de la
demanda luego de la parálisis vivida con la pandemia y la decisión del cartel de
productores de recortar el suministro.
El precio
llegó a más de 5 dólares por galón en junio y ello hay que insistir, creó una
sensación de pánico y desazón. La población comenzó a sentir que la economía no
iba por buen camino (todavía esa sensación predomina) y la inflación se metió a
las billeteras. El efecto Putin en Ucrania acabó por incendiar aún más el
panorama energético y de los alimentos. Por fortuna, el petróleo reversó la
tendencia alcista, pero en la imagen del público quedó la sensación de incertidumbre
a pesar de los recortes del cartel de la OPEC.
Entretanto,
las petroleras Exxon Mobil y Chevron reportaron unas ganancias a todas luces
´´grotescas´´ a pesar del panorama gris que se cierne sobre la economía global.
Exxon tuvo utilidades de 20 mil millones de dólares en el período
julio-septiembre (léase bien un trimestre) un récord y su par Chevron ganó 11
mil 200 millones . Las europeas Shell y Total reportaron unas ganancias que se
duplicaron en comparación con el trimestre anterior. Según la Agencia
Internacional de la Energía, los ingresos netos de los productores de petróleo
y gas natural van a ser el doble en 2022, equivalentes a 4 billones de dólares.
Lo anterior
a costa de los consumidores que ha sido aprovechado para que las gigantes del
petróleo repartan mayores dividendos a sus accionistas y haya una recompra de
acciones en lugar de trasladar parte de las ganancias a los surtidores con menores
precios. Europa está proponiendo gravar las ganancias extraordinarias como
medio para ayudar a los más pobres. Para el gobierno Biden, el precio promedio
del galón de gasolina sería 40 centavos mas barato si las compañías hubieran
mantenido el margen de los últimos 20 años.
Es
necesario volver a aclarar que los gobiernos tienen muy poco margen de maniobra
para controlar el precio de un bien como la gasolina. En los países donde
existen subsidios las alzas se compensan con cargo a las cuentas fiscales que
en la actual coyuntura son una pesada carga por el alto endeudamiento originado
en la pandemia. Otros países acuden a las reservas que como en el gobierno
Biden liberan parcialmente la oferta para aliviar los precios.
Los
políticos de la derecha de los Estados Unidos adportas de las elecciones de
noviembre intentan culpar al presidente por un precio elevado y su impacto
sobre la inflación como una estrategia electoral y así recuperar el congreso. No
sobra destacar la cifra de crecimiento de la economía norteamericana luego de 2
trimestres negativos que indicarían una recesión y unos niveles de empleo
estables a pesar de los pronósticos negativos. El electorado tiene poca memoria
de los logros y se deja llevar por lo que ocurra con la gasolina en su vaivén
de precios.