“La inconsistencia del gobierno de Biden es notable al expulsar a venezolanos, cuando hace menos de un año les otorgó Estatus de Protección Temporal a los venezolanos en Estados Unidos, basándose precisamente en las devastadoras condiciones en el país que los obligó a huir”. Tamara Taraciuk Broner, directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch
En la historia
reciente buscando refugio allende sus fronteras la tragedia venezolana tiene un
nuevo capítulo. Ahora el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados
Unidos-DHS comenzó a expulsar venezolanos amparado en el Título 42, una norma instaurada
por el gobierno Trump que permite expulsar a inmigrantes con el argumento que
se quiere evitar la propagación del virus. La deportación impide la posibilidad
de solicitar asilo y permanecer en suelo norteamericano.
Lo extraño es que
los primeros deportados no regresaron a Venezuela sino a Colombia pues según el
gobierno colombiano esas personas ‘’tenían estatus migratorio’, es decir tenían
protección temporal y luego intentaron ingresar de manera irregular a Estados
Unidos. Una novedosa forma de complacer a la administración Biden menoscabando
los derechos de los migrantes venezolanos. El argumento es que el gobierno del
norte no reconoce a Nicolás Maduro como presidente y en consecuencia no existen
relaciones diplomáticas, por lo que es ‘’imposible para el Departamento de
Seguridad Interna retornar a los indocumentados a su país de origen’’.
Unos
apátridas en el estricto sentido de la palabra. A diferencia de lo ocurrido con
migrantes haitianos que luego de establecerse en varias naciones de Sur América
llegaron masivamente a la frontera, miles luego fueron retornados a su país de
origen. No es cierto que el gobierno colombiano haya negociado con autoridades norteamericanas
un acuerdo para recibir a venezolanos deportados. De acuerdo con informaciones
del Washington Post (https://www.washingtonpost.com/national-security/2022/01/31/biden-border-venezuelan-migrants-colombia/)
el Secretario de Estado Anthony Blinken viajó a Bogotá en octubre para un
acuerdo de modo que Colombia aceptara venezolanos expulsados.
‘’La
promoción de un enfoque regional para manejar las presiones migratorias’’. Blinken
no pudo decirlo con más claridad: ‘’El reto de la migración que estamos
enfrentando en nuestro hemisferio no es un problema de un país’’. Una forma
velada de pasarle el problema sólo Colombia que ha sido el país que más venezolanos
ha recibido en su territorio (cerca de 2 millones). Por otro lado, resulta
paradójico que el gobierno Biden les haya dado el Estatus de Protección Temporal
a los venezolanos en Estados Unidos precisamente basado en las condiciones devastadoras
que los obligó a huir y ahora los expulsa.
La
administración Biden se ha visto incapaz no solo de darle una solución a la
crisis migratoria, sino que se ha vuelto el blanco de las críticas de sus
opositores por el alto flujo de personas que intentan cruzar. De acuerdo con
cifras publicadas por las autoridades de inmigración, se produjeron un total de
un millón setecientos mil detenciones a septiembre de 2021, de las cuales 25
mil fueron de ciudadanos venezolanos. Adonde fueron a parar todas esas familias?
No hay
discusión que la frontera con México es una caldera en ebullición donde los
coyotes sacan jugosa partida en lo que alguien definió como uno de los negocios
más rentables de la época reciente. Una multinacional del tráfico humano que
tiene muchas aristas y porqué no decirlo participación de autoridades
policiales y de inmigración en varios países de Centro y Suramérica. Hasta hace
muy poco en una pequeña localidad de la frontera colombo panameña llegaron más
de 20 mil migrantes con nacionalidades africanas, asiáticas y mayoritariamente haitianas
en su paso hacia el norte.
La patrulla
fronteriza se resigna a llevar indocumentados a los centros de detención, pero
su función primaria de velar por la seguridad se ha visto limitada por el alto flujo
de personas que buscan ingresar a los Estados Unidos. Una de las situaciones de
mayor complejidad es la forma como la patrulla debe actuar cuando se trata de
lidiar con niños que llegan acompañados de sus padres o familiares quienes
pasan a la Oficina para el Asentamiento de Refugiados.
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