´´Putin harbors grievances and resentments
toward the West and is using this crisis to express them´´
´´Putin alberga
reclamos y resentimientos contra Occidente y está utilizando esta crisis para
expresarlos´´
Michael
Kimmage profesor y experto en relaciones Estados Unidos y Rusia
En este
lado del mundo la crisis diplomática entre la OTAN y Rusia ha pasado casi
desapercibida. La posibilidad que Vladimir Putin invada a Ucrania, uno de sus
anteriores satélites es toda una incógnita, pero si de movimiento de tropas se
trata, el líder ruso apunta a lo que podría ser una sangrienta confrontación
además de poner en peligro el suministro de gas a toda Europa en momentos en
que la época invernal golpea con fuerza a los hogares.
El origen
del conflicto es el argumento según el cual la OTAN con su expansión hacia los
países del Este de Europa después de la Guerra Fría es una amenaza a la
seguridad de Rusia. Putin además busca que Ucrania no ingrese a esa
organización teniendo en cuenta que su propósito en los años recientes es
recuperar los territorios que se apartaron de la Unión Soviética. Ya se tomó a
Crimea, tiene a un títere de gobernante en Bielorrusia y apoya a los separatistas
rusos en Ucrania. Una aspiración imperial que no abandona.
Putin y la
KGB (la agencia de inteligencia rusa) son la misma cosa. Testigo de excepción de
la caída del muro de Berlín asignado como oficial en la oficina de Dresden, acabó
siendo una de las peores tragedias para la Unión Soviética y en contraste un
triunfo de las fuerzas prodemocracia y anti totalitarias. Para Anne Applebaum,
autora del libro El Ocaso de la Democracia, Putin sigue los pasos de su modelo
Yuri Andropov, implantando un régimen en el que hablar de democracia es
peligroso. La protesta debe ser reprimida. El gobernante debe tener un control
sobre la vida de la nación y sus habitantes. El disenso es cuidadosamente manipulado
a través de presiones legales, propaganda y de ser necesario usando la
violencia.
Y si no que
lo diga Alexei Navalny (https://time.com/6140102/alexei-navalny-russia-profile/)
el líder opositor más temido por Putin, casi muerto por envenenamiento y
encarcelado en una prisión acusado injustamente por ser la figura que podría llegar
al Kremlin. El autócrata de Moscú tiene el control total del aparatchik. No hay
límites. Quienes lo rodean operan sin ´´pesos ni contrapesos´. Una cúpula que
decide quienes son candidatos y quien puede hablar públicamente. Es obvio que la
decisión de enviar tropas a la frontera con Ucrania no fue consultada con
nadie.
A su
regreso a Moscú después de la penosa derrota del Muro de Berlín, Putin en
compañía de sus camaradas se embarca en un saqueo del estado soviético. La mafia
incrustada en el poder permite el robo de importantes activos que
simultáneamente son lavados, escondidos y luego regresados en efectivo para de
esa manera completar un enorme botín de cuyo beneficio Putin se lucra enormemente.
De agente raso a multimillonario con la complicidad de los ´´oligarcas rusos ´´
algunos de los cuales terminaron en el exilio o en una cárcel.
Putin un
maestro de la desinformación se prepara para una invasión o pretende hábilmente
que está listo para que sus más de 130 mil soldados lleguen a Ucrania. Tiene a
los principales líderes europeos en ascuas. Emanuel Macron de Francia va a Moscú
y Kiev y otros como Olaf Scholz, el nuevo canciller alemán viaja a Estados Unidos
para confirmar que en apariencia están unidos frente a lo que haga Putin. Biden
por su parte le ha hecho saber que vendrán nuevas sanciones, algo nada nuevo
para Moscú. Los tambores de una posible guerra se alimentan con el envío de materiales
de guerra desde los Estados Unidos y soldados a Polonia y Rumania países limítrofes
con Ucrania.
De momento Vladimir
Putin tiene a las democracias occidentales que tanto desprecia en suspenso. Su propósito
es destruir la economía ucraniana y menguar la influencia tanto de la OTAN como
de los Estados Unidos. Al igual que Lenin, Stalin y sus sucesores que proponían
extender la revolución del proletariado al resto del mundo, Putin arriesga su ya
menguado capital político para reacomodar el tablero global y de no haber una
respuesta contundente de la comunidad internacional se pagará un precio muy
alto por sus aventuras imperiales. Su influencia se ve en Siria, Irán y Venezuela.
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