September 12, 2020

La Fatiga de la Pandemia

 

‘’Es muy frustrante cuando se cree que hay luz al final del túnel hasta que se da cuenta que es el tren’’

 

Es una realidad la fatiga que produce la pandemia y ya no es noticia el número de muertes y contagios salvo que nos afecte en nuestro entorno inmediato. Se ha llegado a un punto en el que todo lo que se publica sobre el Covid 19 parece algo irrelevante cuando la realidad es que la secuela de pobreza y destrucción apenas comienza a manifestarse. Cita el New York Times cómo la falta de alimentos va a impactar a cerca de 265 millones de niños en el Tercer Mundo. Lo que sigue es una hambruna en varias regiones de África y América Latina. Con una contracción de la economía en el mundo estimada en un 5 por ciento, las familias se las ingenian para sobrevivir o al menos para conseguir una dieta alimenticia básica.  

Mientras en algunos países la curva de contagio se aplana, en otros el rebrote obliga a nuevas medidas que terminan nuevamente restringiendo la movilidad y las actividades económicas. El regreso a clases siendo una prioridad para los más pobres que no disponen de una conexión, la presencia en las aulas escolares representa un grave riesgo para alumnos y profesores. El contagio en las universidades va en aumento y es foco de preocupación particularmente en los Estados Unidos donde el numero de casos reportados se acerca a 90 mil.

EL mundo esta cansado de ver a los jóvenes tomar esta pandemia sin los protocolos y la seriedad debida, convirtiéndose en peligrosos vehículos de transmisión. Las cifras no mienten: este grupo no es inmune a la enfermedad y la cantidad de fatalidades así lo indica. Parece una frase de cajón escuchar que el Covid 18 es una enfermedad que no respeta edad ni condición social, pero esa es la triste realidad.

El encierro y la falta de contacto social durante tantos meses produjo efectos negativos en la salud mental de muchos, al tiempo que el deterioro de las relaciones al interior de las familias ha abierto una herida difícil de cerrar. Rompimientos que terminan en separaciones y divorcios donde los hijos son quienes sufren con mayor rigor las consecuencias. Depresión, estrés, tensión, incertidumbre, palabras de moda. La gente está asustada y paradójicamente hay quienes no quieren volver a los tiempos pre-pandemia pues en ella encontraron paz, tranquilidad y sosiego.

También produce fatiga el teletrabajo caracterizado según la mayoría, por innumerables reuniones virtuales y jornadas laborales extenuantes que crean ansiedad, cansancio y mayor desconexión familiar. Quienes tienen que resignarse a labores no especializadas dependen hoy de una reapertura de la economía que no ofrece nada seguro por los cierres y quiebras en amplios sectores. Particularmente, la economía informal de la cual viven millones tendrá que acatar las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias o ser presa del bicho.   

Estamos hartos de las promesas vacías de aquellos mandatarios que desde un comienzo tomaron la pandemia sin la responsabilidad y seriedad debidas. El dolor por las muertes, el vacío que deja la desaparición de los familiares y amigos mas cercanos no tiene justificación.

Agobiados con las historias que a diario llaman a la prensa fake news por exigir la verdad y que no contentos con ello, buscan manipular a la opinión a través de las redes sociales. Peor aún, que haya gente que se precia de ser educada, rechazar a los científicos y expertos acerca de temas tan sensibles como la prevención del coronavirus, el calentamiento global, las vacunas y todo lo que en si es un axioma.

1 comment:

  1. Gracias Rafa por tus aportaciones
    lamentable y como siempre, más pobreza en el mundo, y claro los más afectados como siempre son los países más pobres.
    Saludos

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