‘’We want food, not PCR tests. We want freedom, not lockdowns and
controls. We want respect, not
lies’’
‘’Queremos comida, no pruebas PCR.
Queremos libertad, no confinamientos y controles. Queremos respeto, no mentiras’’
Pendones en varias urbes
chinas
Xi
Jinping llega a su tercer período quinquenal como gobernante de la China en una
forma que rompe con la tradición desde Mao Zedong que estableció la reelección
por una sola vez y ratificada en la constitución en 1982. Xi se ha convertido
en un dictador que reprime la oposición, reimpone el adoctrinamiento marxista-leninista,
ejerce un estricto sistema de vigilancia sobre la población y subyuga a la
etnia Uigures en la región del Tibet.
A
nivel geopolítico la otrora independiente Hong Kong ha pasado a ser un satélite
de Beijing sin las mismas libertades de opinión y gobernanza. Xi ha expandido y
mejorado la capacidad militar de China con miras a reclamar a Taiwán como parte
de su territorio. La administración Biden ha reaccionado con fuerza exigiendo
que se respete el derecho de la isla a existir como democracia libre y ello ha
llevado a un fortalecimiento de la alianza entre los Estados Unidos, Australia,
Japón y Corea del Sur como una forma de contención a las aspiraciones del
mandatario chino.
Los
últimos 2 quinquenios bajo la batuta de Xi han sido de enorme éxito económico:
la economía se duplicó en tamaño, su producto interno se acerca al de los
Estados Unidos, unos 100 millones de chinos salieron de la pobreza y el sector
tecnológico muestra un liderazgo envidiable. Todo lo anterior ha sido posible gracias
a las estrategias de sus antecesores que centraron la política económica en la
inversión privada en sectores estratégicos y el mercado externo. Sin embargo,
para los analistas ‘’el modelo ha llegado a un punto de rendimientos
decrecientes con mayor desigualdad, deuda y graves daños ambientales’’.
El
modelo centralista que Xi ha adoptado con reformas económicas favoreciendo a algunas
empresas estatales, una política de ‘’Cero Covid’’ que ha afectado a millones
por las cuarentenas estrictas y la tardía reacción para impedir que algunos
gigantes del sector de la construcción cayeran en una situación de insolvencia,
ponen en aprietos el crecimiento de su economía. Se estima que el producto interno
crezca solo un 3.2 por ciento nada comparable con la proyección inicial de un
8.1 por ciento.
En
las propias palabras de Xi ‘’ Crecen la incertidumbre y los factores
imprevistos. Debemos estar listos para soportar los vientos fuertes, las aguas turbulentas
e incluso las peligrosas tormentas’’. La población joven se encuentra con un panorama
nada prometedor, las mujeres no existen como protagonistas del poder político y
la oposición comienza a aparecer tímidamente reclamando libertad y el fin de los
confinamientos.
Después
de varias décadas de florecimiento y bienestar, China se enfrenta a una desaceleración
producto de sus propios errores y a la desconfianza entre la comunidad
internacional por su velado apoyo a Putin en su pretensión imperial en Ucrania.
La élite política y de negocios internacional reconocen que China ha perdido
imagen por los constantes vaivenes y cambios en la forma como el gobierno
central interviene cada vez más en los mercados con la pretendida idea de un
crecimiento equitativo.
Xi
en su lucha contra la corrupción terminó con una masiva purga de rivales
políticos. La represión en el Tibet y Xinjiang contra las minorías musulmanas viviendo
en campos de concentración son un lunar imposible de borrar. Las reformas
económicas solo favorecen los intereses de un sector estatal manejado desde el
poder central y el interminable espionaje y saqueo intelectual pone en jaque la
inversión extranjera.
Con
el comienzo de un nuevo mandato bajo Xi Jinping se confirma que las reglas y
normas de una verdadera democracia en la práctica no existen. La libertad de
prensa es una utopía, la sociedad civil poco participa de las decisiones y el Partido
Comunista manda a su antojo. En síntesis, en las dictaduras se exige obediencia,
pero otra cosa es que ello se traduzca en lealtad.
Obsérvese la uniformidad del congreso del Partido Comunista Chino y la ausencia de mujeres
No comments:
Post a Comment