“Lo que él está
enfrentando es una cadena perpetua, su hermano Tony recibió cadena perpetua más
30 años, a su socio Geovanny Fuentes cadena perpetua y la evidencia en contra
de Hernández es hasta más fuerte”
Mike Vigil,
exdirector de operaciones internacionales de la DEA
Muy poco común
que un jefe de estado esté adportas de una extradición por narcotráfico. Que se
recuerde, Manuel Antonio Noriega, el entonces hombre fuerte de Panamá fue sacado
a la fuerza del poder y enviado a una prisión federal donde purgó una larga
pena. Muy cerca de ser enjuiciado por los dineros mal habidos del Cartel de
Cali estuvo Ernesto Samper como presidente de Colombia. El negocio de la droga
va mutando en proporción directa con la corrupción. Hablar de políticos aliados
con los capos del tráfico de drogas no es nuevo, pero lo que está ocurriendo en
Centro América como puente para que la cocaína llegue no solo a los Estados
Unidos sino a África para ingresar a Europa va in crescendo.
Juan
Orlando Hernández pasó de ser presidente de Honduras a principal coconspirador
de una red de narcotraficantes y políticos involucrados en una operación de
envío de drogas que se llevó a cabo durante varios años. Fue detenido y ahora
enfrenta un proceso de extradición a los Estados Unidos que lo reclama por esos
hechos. Narcos que confesaron haber financiado sus campañas electorales a
cambio de protección, terminaron por delatar a Hernández que de acuerdo con los
testimonios recibió millones de dólares.
Su hermano Antonio
fue sentenciado a una pena de cadena perpetua más 30 años en los Estados Unidos
como artífice principal de los mismos crímenes y enlace en el que según la DEA Joaquín
‘’El Chapo’’ Guzmán le entregó al expresidente un millón de dólares para hacer
posible el paso de droga por ese país. El diario El Heraldo de Tegucigalpa publicó
el organigrama que muestra la red de políticos que operaba detrás de Juan Orlando
Hernández y que según Estados Unidos movieron 500 mil kilos de cocaína desde
Venezuela y Colombia. Una cifra que suena exagerada y sin ningún respaldo.
El tráfico
de drogas encuentra en Centro América el nuevo corredor de tránsito gracias a la
geografía, la red marítima con lanchas rápidas y pistas improvisadas que
permiten la llegada de embarques con la complicidad de autoridades locales que
son cooptadas por las organizaciones criminales. Esa región está inundada de
oportunidades para los narcos que buscan mover sus envíos.
Para comenzar,
Guatemala es el sitio preferido para que naves que transportan hasta 5
toneladas de coca aterricen en improvisadas pistas para luego de desembarcada de los aviones, se procede a incendiarlas para evitar ser detectados. En Costa
Rica el tráfico ha ido tomando fuerza en el puerto de Limón con la llegada de
contenedores que llevan cocaína camuflada en fruta en su camino a Europa, un mercado
de inmensa rentabilidad.
En El
Salvador las autoridades han encontrado tráileres buscando el norte, provenientes
de Nicaragua con grandes cantidades del alcaloide. El desborde en la cantidad
de droga es la consecuencia de una sofisticada red terrestre y marítima que viene
desde Sur América. El aumento de la violencia y la corrupción que trae el
narcotráfico golpea con mucha fuerza a esos países que son caldo de cultivo
para que las instituciones sucumban ante el poder arrasador de lo que se
denominan ‘’clanes’’.
Si bien los
narcos colombianos sirvieron de pioneros dejando una estela de violencia que
prevalece, México es ahora el centro del negocio no solo de cocaína sino de heroína
y anfetaminas. A Andrés Manuel López Obrador se le salió de las manos la guerra
contra los narcos. Los carteles mexicanos participan de la producción y envío de
cocaína desde Colombia en compañía de grupos disidentes de las Farc, Eln y el denominado
Clan del Golfo. Venezuela es también el puente para que la droga llegue a
Europa y el Medio Oriente. Hasta dónde llegará la fuerza destructora de la
maldita droga?
Evolución
de las Rutas de Tráfico Aéreo en Centro América
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