‘’Florida se ha comercializado durante décadas como un lugar en donde puedes vivir una fácil: sin impuestos sobre la renta, sin nieve y con sol todos los días. La vida en condominio lleva esa buena imagen un paso más allá: no más mantenimiento mundano exterior de la casa. Alguien más corta el césped y pinta el edificio. Una asociación de condominios se encarga de las cosas más importantes’’.
Editorial de El Nuevo Herald de julio 1
La semana
que concluye trajo varios hechos de particular impacto y reverberación. Que un
edificio colapse en medio de la oscuridad y en una de las urbes que recibe a
cientos de miles de turistas anualmente es algo ficcional. Aspirar a vivir o
incluso hospedarse en alguno de las tantas construcciones al pie de la playa,
es un privilegio de pocos. Por décadas, Miami es el sueño de muchas familias
hispanoamericanas gracias al empeño y trabajo de la comunidad cubano americana
exiliada desde los 60. Una diáspora que no termina y que en los últimos años es
el sitio de miles provenientes de Venezuela, Colombia y Argentina.
El desplome
de las 2 torres en pocos segundos refresca la memoria del fatídico 911 en la
capital del mundo. Con realismo hay que decir que será muy difícil recuperar la
totalidad de los fallecidos, algo semejante a lo ocurrido en las torres
gemelas. Aunque las autoridades han desplegado un esfuerzo casi sin precedentes
con ‘’topos’’ llegados desde Israel y México, la presencia habitual de altos
funcionarios locales, estatales y hasta el presidente Biden y la primera dama,
la esperanza de encontrar a sus queridos se desvanece con el paso de los días.
Lo que
sigue es la obligación de encontrar las razones que provocaron la tragedia que necesariamente
se hará extensiva a cientos de edificaciones que podrían presentar riesgos a lo
largo de la costa al norte de la ciudad, además de buscar que se recompense a
los que lo perdieron todo. En el país donde los abogados llegan como buitres en
busca de una presa, las demandas no se harán esperar, una tarea compleja para
encontrar quien debe asumir responsabilidades penales y civiles.
Los oídos
sordos al estudio presentado por un experto en 2018 que advirtió de las fallas
estructurales y la urgencia de actuar con premura tienen que servir de ejemplo
para que los encargados de verificar el estado de las construcciones de más de
40 años no sufran idéntico final. Es preciso recordar cómo los códigos de
construcción en el estado de Florida se han vuelto muy exigentes teniendo en
cuenta los fenómenos naturales que han golpeado con fuerza a esa región.
La otra
noticia fue el llamado a juicio a la organización Trump en cabeza de su
director financiero. Los cargos son fraude tributario, defraudación,
conspiración y falsificación de los registros contables. ‘’ Allen Weisselberg
estuvo muy cerca del fuego y terminó quemado’’. Una investigación que no es
nueva acusándolo a él y otros ejecutivos de haber recibido remuneraciones en
especie sin haber pagado los impuestos correspondientes.
De todos es
conocido los escándalos de que ha sido protagonista el hoy expresidente pagando
a través de su antiguo abogado Michael Cohen miles de dólares por el silencio
de sus aventuras con reconocidas modelos. Cohen ahora su contradictor y enemigo
fue enviado prisión por mentirle a la justicia. La organización Trump ya había
sido demandada y obligada a pagar millones por la defraudación de la Trump
University. Su historial tributario sigue siendo un misterio contrario a la
tradición presidencial que exige transparencia no solo cuando se aspira a un
cargo público, sino cuando se ejerce la presidencia.
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