"Government subsidy is not the
ultimate answer to the problems of the poor."
“ Los
subsidios del gobierno no son la respuesta final a los problemas de los
pobres’’
Joe Biden
1987
Existe la impresión según la cual la pobreza en los
Estados Unidos es inexistente o un asunto del pasado lo que está muy lejos de la
realidad. Ciertamente que en el país de las oportunidades es más fácil subir en
la escala social si se pone empeño y se aprovecha lo que el sistema ofrece. Entonces
la clase media cumple un papel fundamental en la sociedad. Durante la reciente
década la brecha se ha ampliado en contra de los que menos tienen y a favor de
los mas pudientes. La pandemia puso a millones en la calle obligándolos a
buscar en los bancos de alimentos y en la mano generosa del gobierno.
Pero vamos a lo que se considera lo más revolucionario
con la Ley de Rescate Americana aprobada en el congreso sin un solo voto
republicano. Serán 1.9 billones de dólares, una cifra estratosférica que va a beneficiar
a amplios sectores de la población. El papel del gobierno tiene entonces una
nueva definición: ser un actor en el combate contra la pobreza y la desigualdad
económica. No es socialismo como algunos pretenden pintar. No es el estatismo
controlando la economía.
Los riesgos de mayor inflación con semejante cantidad
de dólares entrando a la economía no importan. Tampoco el aumento de la deuda
gracias a una Reserva Federal que imprime dinero las 24 horas en los últimos
meses. Ambos hechos, fueron algo impensable hace menos de una década. Washington
ha destinado cerca de 5 billones de dólares en ayudas monetarias en los
recientes 12 meses. La meta del gobierno
Biden es derrotar la pandemia y poner a andar las ruedas del aparato
productivo.
David Brooks columnista conservador no podía definirlo
mejor. ‘’ El gobierno redistribuyendo cantidades masivas de dinero a través de
cheques o depósitos en las cuentas de la gente con la esperanza de que haya un
gasto razonable’’. Pero lo significativo es la intención de reducir la pobreza
infantil a la mitad. Un 14 por ciento de niños había caído a esos niveles a
finales de 2020. Las cifras del paquete de auxilios son concluyentes:
· 1.400 dólares
por persona a quienes reciban ingresos individuales que no superen 75 mil
dólares anuales o 150 mil si la declaración de impuestos es conjunta. El costo
asciende a 410 mil millones de dólares.
· 3.600 dólares
anuales por cada hijo menor a 6 años en créditos tributarios para las familias
de clase media con ingresos hasta 100 mil dólares. Este auxilio es una ayuda muy
común en países ricos. La población beneficiada son 69 millones de niños a un
costo de 100 mil millones de dólares.
· Un
auxilio de 300 dólares semanales para los desempleados hasta septiembre.
· 130 mil
millones de dólares para la apertura de las escuelas.
· Para
atacar el cierre de pequeños negocios se destinan 59 mil millones.
· La Ley
de Salud conocida como Obamacare que ha sido el blanco de los republicanos,
toma un segundo aire gracias a los subsidios que permitirán bajar las primas
para que un mayor número de familias de clase media tenga cobertura.
Lo anterior representa un cambio ideológico a la
política imperante pues se ha considerado que este tipo de auxilios podría
desincentivar la búsqueda de trabajo de los mas pobres. Autores como el Nobel
Paul Krugman disputan esta interpretación sosteniendo que esos montos no sacan
de la pobreza a una familia. En parte, la evolución ideológica del presidente
Biden sobre el gasto social necesariamente está atado a la pandemia y al hueco
que dejó en la economía. Las bajas de impuestos a los ricos para que ello se
traduzca en mas empleos que se inició en la era Reagan y el caballito de
batalla de la derecha ha probado ser inefectiva.
La apuesta de Joe Biden y su bancada demócrata por una
reactivación en un escenario de tasas de interés cercanas a cero va a tener un
impacto sin precedentes. La nueva ley tiene el respaldo de 3 de cada 4
norteamericanos. Los republicanos, aunque votaron negativamente, no se atreven
a descalificar la ley ante tan contundente apoyo. La hipocresía reinante en
Washington. Un futuro próximo que comienza con enormes retos en su
implementación. Un estímulo fiscal de esta magnitud puede convertirse en la
respuesta normal en tiempos de recesión. Todo indica que los gobiernos ya no le
temen al endeudamiento.
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