El déficit fiscal de los Estados Unidos llego a 3.1 billones de dólares,
un 16 por ciento del producto, el mas alto desde 1946.
El dinero
en la política no es cosa nueva. Los intereses corporativos e individuales dominan
la elección presidencial no solo en los Estados Unidos. Todo comenzó con los
lobistas y su influencia en el congreso norteamericano, que sin las cascadas de
dinero es muy difícil llegar. Es la forma de corromper los gobiernos que, obligados
a responder por el apoyo económico, se alejan de las aspiraciones de los
votantes mediante los menores impuestos, la desregulación, las ayudas y los subsidios
al sector financiero que fueron el origen de la Gran Recesión.
La campaña
presidencial de 2020 marcara un hito por el volumen de dinero recaudado por los
aspirantes Trump y Biden, así como los que esperan llegar al Senado y la Cámara
de Representantes. Muy significativos los aportes individuales a través de la
red, una muestra del entusiasmo por el candidato de preferencia o el rechazo a la
plataforma que promueven. Para dar una idea del apoyo financiero a la facción demócrata,
se estima que el comité del partido habrá recaudado 982 millones de dólares en
los últimos 3 meses anteriores a la elección, sobrepasando los 942 millones de
2008 cuando Obama fue candidato.
En esta
oportunidad las huestes republicanas que apoyan la reelección están siendo superadas
por la dupla Biden-Harris. Las mas recientes cifras muestran que mientras Trump
tiene en sus arcas 252 millones de dólares disponibles, Biden cuenta con 432
millones, una ventaja importante a pocos días de la elección. Sorprenden los
dineros recogidos por algunos aspirantes demócratas al senado en estados tradicionalmente
republicanos.
En Georgia el
candidato que quiere desbancar al poderoso Lindsey Graham quien controla el Comité
Judicial encargado de confirmar a la nueva juez Amy Coney Barrett postulada por
el gobierno Trump, ha recaudado la impresionante suma de 57 millones de dólares
lo que se considera un récord histórico. Jaime Harrison no es un novato como
quiera que ha sido un muy efectivo lobista, representando al Grupo Podesta con
fuertes vínculos con la casa Clinton. Harrison hizo lobby para un fondo de
cobertura (hedge fund) en procesos de embargo de casas por no pago de las víctimas
del huracán Katrina. La pregunta entonces es cómo y de donde salió tanto dinero
y a que patrón va a servir?
Pero
volvamos a lo que significan las contribuciones monetarias por parte de los Comités
de Acción Política (PACs en inglés) en ambos partidos. La forma en que se
prostituyó la política en los Estados Unidos. Esos dineros al final lo que
hacen es volver rentable la polarización favoreciendo los intereses especiales
con inversiones millonarias en cada ciclo electoral. No es ninguna sorpresa que
las grandes sumas produzcan una influencia significativa en Washington. Lo que
resulta traumático es ver cuanto se gasta en campañas políticas y cómo las
sumas van en aumento. Se calcula que, durante el presente ciclo electoral, los
partidos van a gastar unos 10 mil millones de dólares, casi el doble comparando
el 2008.
Sheldon
Adelson multimillonario de origen judío y dueño de casinos se erige como el
principal contribuyente a los esfuerzos por la reelección de Trump con la no
despreciable suma de 75 millones de dólares a través de uno de los Comités de Acción
Política. Precisamente, durante estos años de gobierno trumpista, el gabinete
esta conformado por multimillonarios cuyos intereses chocan abiertamente con
sus funciones, algo que no tiene presentación.
Lo anterior
quiere decir que solo los más ricos y aquellos individuos que se pasan la mayor
parte del tiempo recogiendo dinero de donantes pudientes y grupos con intereses
económicos, terminen aspirando a cargos de elección popular con un enorme poder
político. No es sino ver la lista de senadores millonarios en el congreso de
los Estados Unidos. La nueva forma de salir elegido gracias al dinero que
aportan los grandes intereses. Será esa la verdadera representación política?
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