Most voters, “don’t have faith in him to show the leadership to get us out of these problems.”
La mayoría de votantes ‘’ no
tienen fe en él para demostrar el liderazgo que nos saque de estos problemas’’.
Glen Bolger encuestador
republicano
El Estado de
la Unión es el escenario para que el presidente haga un balance de los logros
pasados y de lo que se propone en la agenda de gobierno frente a los
legisladores y el pueblo norteamericano. Muy pocos mandatarios han tenido que
llegar a este momento necesitando un segundo aire para recuperar el terreno
perdido entre sus gobernados. Los Estados Unidos pasan por un momento de
pesimismo y duda sobre el rumbo del país y las capacidades de su líder.
El
presidente Biden llegó a la Casa Blanca en medio de una pandemia que minó la
confianza y desnudó las debilidades del gobierno Trump para enfrentarla
efectivamente. La descomposición política producida por su antecesor
desconociendo el resultado de las elecciones y la oposición del partido
republicano en el congreso a las iniciativas del mandatario y su partido han
profundizado la polarización y división. La promesa de unir a los
norteamericanos no pasó de ser una quimera.
A pesar de
que los números no mienten, hay una desconexión entre la realidad económica y la
percepción pública. Las cifras sobre nuevos empleos en los últimos 3 meses son
verdaderamente impactantes: un millón setecientos mil puestos de trabajo
generados que ponen la tasa de desempleo en un 3.8 por ciento, es decir casi un
nivel de ocupación plena, envidiable dentro de las economías más grandes.
El plan
para mejorar la infraestructura con todas sus ramificaciones y aprobado por el
congreso por valor de 1.2 billones de pesos, va a incidir positivamente pero no
lo suficiente para que la gente cambie su forma de evaluar el desempeño presidencial.
Ninguna mención en asuntos de gran trascendencia como el cambio climático, la
inmigración que ha sido la batalla de los republicanos, ni el control de armas
culpable de tantas muertes.
El aumento
de la inflación, que es necesario reiterar es un fenómeno global, es la razón
para que la gente muestre su descontento con el presidente. Se desconoce además
que, a pesar del aumento de los precios, los salarios luego de la pandemia han
crecido de manera significativa. De otro lado, la prolongación de la pandemia gracias
al Ómicron y la invasión de Ucrania que ya se traduce en mayores precios del petróleo
impiden un cambio en la psique de los consumidores.
En su
alocución, Biden quiso asegurarles a los norteamericanos que su principal prioridad
es lograr un control al aumento de los precios mediante el impulso del sector
de manufactura local, una aspiración que no es nueva pero que desconoce la
realidad de las cadenas de suministros que dependen de una producción
globalizada. Pretender volver a un ‘’Made in USA’’ no es más que retórica y algo
muy poco factible en el corto plazo.
Los
recientes acontecimientos geopolíticos ocuparon un espacio obligado. Mantener unido a los aliados frente a la
agresión rusa, tomó por sorpresa a Putin y ello ha sido posible gracias a las
acciones de la administración Biden. Lograr que la Unión Europea acordara
sanciones al régimen de Moscú no era un asunto fácil. Una demostración de cómo
los Estados Unidos siguen siendo el garante de la seguridad europea.
Predecir el final de la
confrontación es para ilusionistas. Todo indica que Putin está lejos de echar
marcha atrás en su loca aventura belicista. Incierto también el impacto sobre
la economía global y los precios de ciertos ´´commodities´´ esenciales para el
adecuado suministro de los sectores agrícolas y productivos, que inevitablemente
se verán reflejados en presiones alcistas.
No comments:
Post a Comment