‘’As it lingers, high inflation has been
denting many Americans’ confidence in the economy’’.
‘’A medida
que persiste, la alta inflación ha venido socavando la confianza de los norteamericanos
en la economía’’.
Estos dos
fenómenos son una realidad que han puesto a prueba la capacidad de los
gobiernos para reaccionar de manera que los salarios conserven el poder de
compra y que la variante con su velocidad de transmisión lleve a un aumento récord
en el número de contagios que ocasiona ausentismo e interrupción de la actividad
económica. El índice de precios en los Estados Unidos alcanzó su nivel más alto
de los últimos 40 años. El aumento del 7 por ciento indica que la inflación seguirá
subiendo en los próximos meses. En la orilla de los optimistas se sostiene que
los problemas en las cadenas de suministro comienzan a ceder, permitiéndole al
sector productivo ponerse al día con la demanda.
La
aparición de la variante ómicron ha obligado a cerrar importantes centros de
producción en China y a las empresas de transporte a retrasos en la entrega de
mercancías provenientes de ese país. El mundo sigue dependiendo de un
suministro oportuno de bienes y servicios chinos y las acciones que se tomen en
Beijing en su intención por controlar la expansión del virus, van a ser
definitivos para que la demanda no sufra nuevas alteraciones. Los regímenes
autoritarios se pueden dar ese lujo.
La Corte
Suprema de los Estados Unidos acaba de ponerle fin a la disputa según la cual no
es requisito estar vacunado para trabajar en aquellas compañías con 100 o más
empelados. Un fallo que deja muchas dudas en el propósito del gobierno Biden de
proteger a la fuerza laboral de la pandemia. La decisión no debe sorprender
teniendo en cuenta que hay mayoría conservadora y de acuerdo con la
jurisprudencia esa exigencia extralimitaba las libertades individuales y resultaba
onerosa para las empresas. No parece importar los más de 800 mil muertos producto
de la pandemia.
La mayoría
de los analistas argumentan que los incrementos de precios no sólo en los Estados
Unidos sino alrededor del mundo son principalmente consecuencia de la crisis
que vivimos con el Covid. Culpar a los gobiernos y bancos centrales por los
errores de política es desconocer el impacto de un bicho que ha mostrado su resiliencia
y capacidad de mutación. Quizás valdría la pena preguntar si los estímulos
monetarios que recibieron los norteamericanos tengan alguna incidencia en el
aumento de precios.
La
acumulación de ahorros durante la pandemia fue significativa: 2.7 billones de
dólares que una vez los ahorradores salieron en la búsqueda de bienes durables,
la economía fue incapaz de suplir la demanda. Según reporta el banco de la
Reserva Federal de San Luis, los norteamericanos gastaron a una tasa anual de
16.4 billones a noviembre de 2021, muy por encima de 14.8 billones a febrero de
2020 justo antes de que comenzara la pandemia. Ese pico de gasto no tiene
precedentes y explica el choque entre la demanda y las cadenas de suministro.
La
trayectoria del Covid con la variante Ómicron hoy día en su mayor apogeo y sus
efectos sobre la inflación es muy incierta. Si la pandemia logra manejarse podría
impulsar el aumento de precios tal y como ocurrió cuando las economías reabrieron
en 2021. Para los expertos el argumento de mayor credibilidad para lograr una
baja en la inflación es que haya un giro de la demanda de bienes durables hacia
los servicios. Los ojos están puestos en el anuncio de la Reserva Federal de
subir las tasas de interés en marzo al tiempo que habrá una reducción en la
compra de bonos reduciendo la oferta de dinero que para algunos ha sido un
componente en los índices de inflación.
Si bien Ómicron
ha resultado menos mortal, su propagación es mayor con unos efectos que no sólo
afectan a más personas sino también el personal de la salud que se ve incapaz
de atender las necesidades que exige el momento. La población de no vacunados y
el incremento de casos en los menores de edad es la que está causando los
cuellos de botella en los hospitales y el mayor número de muertos. Ya las
principales autoridades sanitarias del mundo decidieron disminuir los días de
aislamiento teniendo en cuenta su baja morbilidad, pero la confusión reina
entre la gente que no sabe distinguir entre un resfriado y los verdaderos
síntomas de la variante.
De cualquier
manera, El Covid en su más reciente versión Ómicron definitivamente es una de
las causas para que el mundo atraviese por unos índices de inflación sin precedentes
en la historia económica reciente. Esta última variante es la razón para que
haya menos trabajadores disponibles, para que aquellos cuyo trabajo requiera
presencialidad resulta muy difícil encontrar el sustento familiar, para que los
puertos no puedan recibir las mercancías, para que en las estanterías de los
supermercados los faltantes sean la nueva realidad y para que los consumidores
nos veamos resignados a pagar unos precios que cada vez mas nos limitan el
presupuesto familiar.
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