"Sólo
tuve que perderme una vez... en el aire para romperme el cuello y quedar
paralizada, muy probablemente por el resto de mi vida"
Jacoby
Miles-Gimnasta
La historia
de la semana ha sido los Juegos Olímpicos con tribunas vacías, sin el entusiasmo
de otras épocas, el sorprendente retiro de grandes figuras dando positivo y la decisión
de estrellas como Naomi Osaka y de la gimnasia Simone Biles de abandonar la
competencia, lo que muestra la vulnerabilidad y presión a que deben someterse
los atletas. Prepararse durante tanto tiempo para luego ver que el evento debió
ser aplazado por la aparición de la pandemia, hizo que los atletas tuvieran que
volver a comenzar su puesta a punto y hasta el último momento el mundo vio con
incertidumbre como el gobierno japonés estuvo muy cerca de cancelar la justa
olímpica por la reaparición del bicho.
De nuevo,
los resultados muestran que la distancia entre las grandes potencias y los
países de menor desarrollo sigue siendo enorme. Salvo algunas excepciones, el
deporte de alto rendimiento no es una prioridad para muchos gobiernos y
aquellos que buscan crecer deben emigrar o resignarse a competir localmente en
condiciones de inferior categoría. La historia de los atletas olímpicos va de
la mano del triunfo producto de la disciplina, el sacrificio y una enorme carga
psicológica para no defraudar.
Las autoridades
olímpicas de cada nación solo tienen un objetivo: ganar medallas no importa la situación
personal de cada atleta. Y es aquí donde entra en juego el equilibrio emocional
y la confianza necesaria para lograr el resultado que se traduce en la gloria
del momento. El caso de Simone Biles, sin duda una de las figuras destacadas de
Tokio 2021, ilustra lo que significa soportar la presión de la competencia, de
sus compañeros y el lastre sobre la salud mental.
Contrario a
otras disciplinas, las rutinas en la gimnasia requieren de una conexión de mente
y cuerpo únicas para evitar accidentes graves. Durante los ejercicios de salto,
Biles experimentó lo que en ese deporte se llaman ‘’twisties’’o ‘’giros’’ que
consiste en una pérdida del sentido del espacio y la dimensión cuando el atleta
está girando en el aire produciendo un descontrol corporal que puede resultar
en volteretas adicionales no programadas. Finalmente, la gimnasta norteamericana
para los expertos segura ganadora de una medalla, abandonó las competencias individuales
y por equipos.
Los ‘’twisties’’
son una reacción psicológica porque entre más tratas de esforzarte ese fenómeno
impone más resistencia. En consecuencia, el atleta se enfrenta a una condición
de inseguridad que puede llevar a un desequilibrio mental. Para las pasadas generaciones
de gimnastas, los trastornos de la psique no eran una razón válida para tomarse
un descanso o como en los casos más recientes, optar por no competir.
Pero lo peor
de este episodio han sido las críticas y el blanco de ataques contra Biles y la
3 veces medallista colombiana del BMX Mariana Pajon. Algunos representantes de
la derecha extrema norteamericana calificaron a la gimnasta de ‘’cínica’’ y ‘’una
vergüenza para el país’’. Para otros ‘’estamos criando una generación de gente
débil como Simone Biles’’. El popular presentador inglés Piers Morgan fue más
allá en una columna del Daily Mail: ‘’No creo que sea remotamente valiente,
heroico o inspirador rendirse’’. Habría que preguntarles si acaso se atreven a
subirse a las barras paralelas. Además, olvidan las medallas que por montones se
ha colgado gracias a su determinación y coraje.
Por su
parte, la colombiana Pajon y su esposo francés también bicicrosista fueron
objeto de amenazas al parecer porque Vincent Poullard ahora ciudadano
colombiano, representó a Colombia en Tokio dejando por fuera a otros
deportistas nativos. La respuesta de la reina del biciross deja muchas
lecciones: ‘’ Sí, lastimosamente vivimos en un país que es una olla a presión…
Pero uno eso lo convierte en triunfos y cuando cierras la puerta de la casa,
estás con los que valen la pena, con los que han creído en ti’’.
Esa es la realidad
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