"There are so many varying interpretations of what Sharia actually means that in some places, it can be incorporated into political systems relatively easily"
‘’Hay
tantas interpretaciones diferentes de lo que significa la Sharía que en algunos
lugares puede incorporarse en los sistemas políticos relativamente facíl’’
Steven A Cook
Consejo de
las Relaciones Internacionales Británico
El retorno al
poder del régimen Talibán significa un riesgo para la población afgana que tuvo
la oportunidad de vivir bajo ciertas libertades y ahora es obligada a someterse
a la ley islámica o Sharía, una forma rígida de interpretar las normas del islam.
Su aplicación varía de acuerdo con las tradiciones y el contexto cultural de
cada región. El Corán o libro sagrado establece unos códigos donde la oración y
el ayuno son la guía diaria de los musulmanes siguiendo las enseñanzas del
profeta Maoma.
Cuando el
Talibán estuvo en el poder entre 1996 y 2001 las milicias impusieron unas
condiciones estrictas castigando a quienes violaran los preceptos islámicos con
métodos como el azote, apedreamiento o ejecución públicas. Pese a que el portavoz
del nuevo gobierno prometió respetar los derechos de las mujeres, A diario se
denuncian ejecuciones sumarias de mujeres que se niegan a cubrirse la cara y de
funcionarios locales que son asesinados por no reconocer al nuevo gobierno. Ya comenzó
una cacería puerta a puerta con lista en mano para dar con el paradero de
quienes sirvieron como colaboradores de tropas extranjeras y de apoyo a los
Estados Unidos y los países de la coalición.
Resulta
propicio establecer paralelos con lo que en su momento grupos insurgentes como
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-FARC y el Frente Farabundo Martí en El Salvador
prometieron en sus procesos para respetar los acuerdos de paz y reparar a sus
víctimas. La realidad nos ha dejado una cúpula que se niega a reconocer los
horrores de sus actos, la negativa a entregar los bienes mal habidos y el
regreso de una nueva disidencia dedicada al narcotráfico. Por su parte, los
gobiernos recientes del país centroamericano terminaron enriqueciendo a unos
pocos y dejando una estela de pobreza y violencia.
Los 20 años
de guerra y represión del Talibán le van a pasar una factura grande frente a la
comunidad internacional. Ansiosos por reconocimiento, lo primero que deberán garantizar
es que en su territorio no habrá cabida a grupos como Al Qaeda, que fue
precisamente el origen de las acciones militares de los Estados Unidos y la
coalición en su combate a Osama Bin Laden luego de los actos terroristas de
2001. Igualmente, que bajo su amparo no habrá un renacimiento del Estado
Islámico y que como se ha reiterado se respetarán los derechos de las mujeres y
aceptar que ellas hacen parte de una sociedad plural que aporta al progreso.
Los Estados
Unidos y otros miembros de la Unión Europea anunciaron una congelación de los fondos
depositados por el banco central afgano hasta tanto no se conozca el rumbo que
tomará la dirigencia talibán. Hay que recordar como la financiación de este
grupo vino de extorsiones al comercio principalmente en las fronteras que
comparte con Paquistán, Irán, Uzbekistán y China entre otras y el tráfico de
opio y amapola. China podría ser un jugador clave con inversiones en minerales que
son abundantes y necesarios para la producción de electrónicos.
Pero lo más
importante es seguir lo que ocurra con la evacuación de personal diplomático y
los civiles que desesperadamente buscan salir. El caos en las afueras del
aeropuerto de Kabul muestra los días finales en medio de la confusión y duda, donde
las milicias talibanes tienen absoluto control impidiendo, golpeando e incluso
masacrando a miles de ciudadanos que buscan salir incluso arriesgando la vida. La
prioridad de los gobiernos occidentales se enfoca en sacar a sus funcionarios lo
que deja un vacío de modo que se procesen las visas a quienes se les prometió protección
en el extranjero.
Precisar con
certeza la cantidad de refugiados es imposible y dejarle esa responsabilidad exclusivamente
a los Estados Unidos sería una injusticia. Algunos gobiernos europeos han
expresado reparos a recibir exiliados afganos y ahora la carga recae sobre otras
naciones como Qatar y Kuwait. China peca por el mutis teniendo en cuenta el tratamiento
que recibe la comunidad islámica Uigur De cualquier manera, en ese éxodo masivo
va a ser muy complejo determinar quiénes logran saldrán beneficiados. Sin duda
la crisis humanitaria que se avecina será de unas magnitudes incalculables.
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