‘’ Es una Fundación familiar con los
nombres de Bill y Melinda en la puerta, lo que significa que cuando algo cambia
se sienten los efectos en cadena’’
La noticia del
divorcio de la pareja Gates tomó por sorpresa al mundo de las páginas sociales y
la filantropía. Decidieron de común acuerdo dar por terminada su relación después
de 27 años de matrimonio. Más allá de lo que representan ambos por su aporte a
la humanidad a través de la Fundación Gates, en el fondo lo que deja como enseñanza
es la crisis existencial que muchos enfrentan luego de un largo período de compartir
propósitos de vida, metas profesionales y la crianza de los hijos. Pero también
está de por medio lo que muchos llaman la ‘’crisis de la mediana edad’’ pues la
persona con la que uno se casa no es la misma de la que uno se divorcia. El
gran reto es permanecer juntos luego de un largo tiempo de estar unidos.
Bill y
Melinda Gates como se repite comúnmente eran un ejemplo para seguir, donde el
dinero no pasaba de ser un accesorio y los esfuerzos se concentraban en la Fundación
Gates para que la reducción de la pobreza, la educación y las ayudas médicas en
el Tercer Mundo tuvieran un alivio. Bill es según la revista Forbes el cuarto
hombre más rico del mundo con un patrimonio calculado en 144 mil millones de dólares.
La familia
es la mayor terrateniente de los Estados Unidos y su firma de inversión Cascade
tiene participación significativa en la cadena de hoteles Four Seasons, el ferrocarril
canadiense National Railway y el gigante de concesionarios de vehículos Auto
Nation. Bloomberg reporta que el 3 de mayo, día en que se anunció el divorcio,
Cascade transfirió 500 millones de dólares en acciones de Coca-Cola Femsa y Grupo
Televisa al control de Melinda.
Melinda en
adelante recobra su apellido de soltera French aunque los hijos fueron
inscritos con ese apellido en la escuela pública de modo que fueran lo más anónimos
posible. Bill decidió privarlos de la fortuna diciendo ‘’ no creo que le estés
haciendo un favor a alguien al darle millones en herencia. No es bueno crecer
sin tener que trabajar’’.
A petición
de Melinda, Bill transportó a su hija mayor Jennifer cuando era niña a la
escuela 2 veces por semana. Si bien los hijos Gates se criaron protegidos en la
mansión de 4 mil quinientos metros dotada de los más sofisticados productos de
alta tecnología, 24 baños, 6 cocinas, canchas de tenis y otros lujos, ahora con
el divorcio de los padres van a terminar en los titulares de la prensa amarilla.
La Fundación
Gates maneja un patrimonio de 50 mil millones de dólares que se surte de las
donaciones de otros multimillonarios que han prometido aportar la mitad de sus
fortunas a través de lo que en su momento denominaron el ‘’Giving Pledge’’ o ‘’Compromiso
de Generosidad’’ y en la que participan personajes como Warren Buffett cabeza
del conglomerado Berkshire Hathaway, Mark Zukerberg de Facebook, Elon Musk de
Tesla, Michael Bloomberg y Mackenzie Scott exesposa de Jeff Bezos de Amazon
entre muchos otros. La creación del programa de vacunación COVAX para combatir
el Covid se dio gracias a la Fundación Gates.
Muchos se preguntan
cómo afectará la separación de la pareja Gates a futuro el funcionamiento de esa
institución. Melinda French desea tener su propia voz y ser protagonista de
diversos programas de empoderamiento de las mujeres. En 2015 ella creo una
especie de mundo paralelo con la conformación de Pivotal Ventures, una empresa concentrada
en la igualdad de género y el progreso social. Incógnitas que saldrán a la luz
que deberán ser resueltas sin que la estabilidad institucional de la Fundación
no se ponga en juego.
Los índices
de divorcio entre los mayores de 50 años se han duplicado desde 1990. En la
crianza de los fijos hay un proyecto conjunto y una vez alcanzado el objetivo, la
función de padres pasa a otra fase en la que se cuestiona el paso a seguir en
lo personal y en común. En la juventud se tienen muchas expectativas, pero al
llegar a la edad madura las parejas se encuentran con la disyuntiva de cómo redefinir
el proyecto de vida y cuáles los pasos por seguir. Una sensación a la vez liberadora
como angustiante.
Para muchas
parejas la pandemia ha sido un factor imposible de ignorar en el aumento de los
casos de separación. Esa pausa prolongada nos ha obligado a quedarnos en casa,
a cancelar viajes de trabajo e incluso a postergar vacaciones que sirven como
catalizador para bajar las tensiones propias de la relación. Lo anterior trae
nuevos roles y obligaciones que anteriormente o pasaban desapercibidos o no existían.
La pandemia ha sacado a la luz nuestras fragilidades y la forma como nos
relacionamos frente a la pareja. Muchos han salido airosos y fortalecidos
mientras otros han sucumbido en la división.
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